A medida que avanza la tecnología, también lo hacen las distintas formas de modificar el aspecto de una persona. Ya sea para corregir una pequeña imperfección o para dar solución a una deficiencia física, la medicina estética presenta métodos para encontrar el efecto deseado.
En la mayoría de las situaciones, las expectativas y la realidad presentan resultados similares, pero es en el caso contrario cuando afloran los problemas y las demandas por una negligencia médico-estética a consecuencia de una operación, tatuaje, un contratiempo durante el parto o porque el equipamiento médico no cumple con las condiciones necesarias.
En el despacho de abogados de Granada Emeybe Abogados comprendemos la delicadeza, la seriedad y la trascendencia que presenta un problema de esta índole y es por eso que llevamos años asesorando a clientes en busca de encontrar el objetivo más justo y favorable en cada caso.
Es muy importante realizar la diferenciación entre la medicina estética y la medicina asistencial, ya que la primera hace referencia a los cambios que una persona quiere realizar en su cuerpo por sentirse descontento (mamoplastia, rinoplastia, abdominoplastia, etc) y la segunda, las modificaciones físicas a las que pretende someterse para corregir una dolencia o malformación.
Es importante dejar claro este aspecto, ya que las obligaciones del facultativo serán diferentes en un caso y en otro. Tanto es así que en la medicina asistencial el médico cuenta con la obligación de que el resultado sea el prometido, mientras que en la medicina estética el paciente puede no quedar del todo satisfecho por las expectativas irreales a las que se enfrentaba.
Cuando hablamos de la posibilidad de iniciar una demanda por negligencia médico-estética como consecuencia de una mala praxis, primero de todo debemos comprobar que el profesional de la salud ha seguido los pasos adecuados informando al paciente de los posibles riesgos. Para ello, tendremos que estar asesorados por un abogado especialista en Derecho Civil.
Es en ese punto donde entra en juego el consentimiento informado, un documento que detalla las posibles complicaciones que puedan existir en la intervención y que el paciente debe asumir estampando su firma. No obstante, hay ocasiones en las que, pese a su existencia, el consentimiento informado no reúne los datos suficientes. En ese caso, el consentimiento informado se convierte en nulo, ya que el paciente no ha recibido un documento explicativo de su caso concreto, sino un formulario estándar sin hacer referencia particular al problema que pretende resolver.
Por el contrario, si el médico cumple diligentemente con los requisitos de información previa sobre el paciente y es éste el que no sigue las instrucciones recibidas, se entenderá que la negligencia médica puede ser promovida por esa mala actuación.
Iniciar una demanda por una negligencia médica como resultado de un tatuaje mal hecho va en la línea de las modificaciones estéticas en el cuerpo que anteriormente mencionábamos. De esta forma, cuando el usuario visita un estudio de tatuajes, lo primero que debe hacer antes de realizarse uno es comprobar que el consentimiento recoge tanto el tipo de material que se va a usar en la intervención, como las medidas de higiene del propio local.
Dicho esto, no es fácil valorar que un tatuaje esté bien o mal hecho a la hora de demanda por mala praxis, ya que ahí entra en juego la subjetividad del diseño en cuestión. Y es que si el trabajo está bien ejecutado, el resultado final queda sujeto a la opinión de cada parte.
En cambio, existe la posibilidad de reclamar el trabajo mal hecho, ya que nos encontramos en una relación contractual con el tatuador. Esto implica que existen obligaciones por parte del tatuador y derechos con los que cuenta el usuario, como indica el Capítulo II, artículo 1.010 del Código Civil, cuyo texto establece que el consumidor queda sujeto a la indemnización de los daños y perjuicios causados por tatuajes mal hechos.
De acuerdo con la información que arrojan los estudios, el 20% de los embarazos son considerados de riesgos, de los cuales el 80% son responsables de negligencias médicas.
Identificar la mala praxis de un médico durante el embarazo o el momento del parto no es tarea fácil, ya que en ocasiones los daños no se manifiestan en un corto período de tiempo. De hecho, la causa más común por las que las mujeres no demanda una negligencia médica durante el parto es porque no son conocedoras de que sus dolencias provienen de ese momento.
Como mencionamos en nuestro artículo “Negligencia médica durante el embarazo o parto: consecuencias y derechos”, los errores más comunes de los profesionales a la hora de realizar un parto llegan con el alta innecesaria, la separación de la madre y el bebé o la inducción al parto cuando la situación no lo requiere.
En todos estos escenarios, cabe la posibilidad de iniciar un procedimiento contra la Administración por mala praxis durante el embarazo, reclamando por medio de un abogado especialista en negligencias médicas lo que corresponde por los daños sufridos.
En Emeybe Abogados contamos con una dilatada trayectoria atendiendo casos derivados de negligencias estéticas en distintos escenarios. Tanto es así que nuestra abogada Cynthia Bueno tuvo la oportunidad de explicar el procedimiento a seguir tras la realización de un mal tatuaje en el programa “Equipo de Investigación”, de La Sexta.
Así, ya sea como consecuencia de una modificación estética, la realización o borrado de un tatuaje, o mal resultado durante el embarazo o parto, desde Emeybe recomendamos contar con un correcto asesoramiento por un abogado experto en negligencias estéticas.
En caso favorable, el paciente podrá reclamar el coste de la operación estética defectuosa, así como el coste de la operación con la que deba reparar el daño causado, así como los daños morales derivados de ese complejo proceso. Lo mismo ocurre cuando se trata de un tatuaje mal hecho, cuyos daños será reclamables cuando el médico sea el causante de ellos.
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